Sandra y Gamero nos ganaron desde el primer día con su cercanía y, durante su preboda, nos terminaron de conquistar. Nos fuimos a una vía verde donde dar un paseo y, ¿por qué no? ¡beber unos botellines para quitarse la vergüenza! Pasamos una tarde maravillosa donde ellos desconectaron de todo y nos mostraron todo el amor que les une.